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¿Cómo tomo decisiones en primavera?

primaveraNo somos ajenos a la realidad de la naturaleza que nos rodea. La soberbia propia del racionalismo nos ha llevado a pensar que sólo existen razones aparentemente objetivas y, por lo tanto, de mayor valor y mejores que nuestras sensaciones y nuestros sentimientos y nuestra relación con el cosmos. No, no somos sólo razón. Otra cosa es el gran poder de la mente para manejarnos en la vida.

Nuestra naturaleza biológica hace que resonemos con los ciclos de la vida. Y, ahora toca primavera. Un tiempo cambiante, lleno de fenómenos atmosféricos que pareciera que los medios televisivos nos quieren hacer ver que son una molestia a nuestra zona de comodidad, o mejor dicho a nuestra zona de placer.

Lejos de sintonizar con estos ritmos biológicos y reconocer nuestra naturaleza, los juzgamos como incómodos, desfasados o inapropiados… para nuestra comodidad!!

Ahora toca prima primavera y si somos conscientes de este hermoso momento de la vida puede que estemos más dispuestos a entender también cómo nos  afecta en cada una de nuestras facetas.

Los cambios de hora súbitos que nos impone el poder político no ayuda nada a la regulación de los biorritmos. Todo el mundo se ve afectado de una forma más o menos explícita en su ciclo de sueño, digestión y su nivel de ansiedad por el cambio brusco de luminosidad. Ignorar que, somos seres vivos a los que nos afectan estas variables al igual que pasa con las plantas es ignorar nuestra naturaleza biológica. Nadie cuestiona los efectos del jet lag y, sin embargo, no se reconocen los efectos en el cambio de hora en nuestra salud y en nuestro comportamiento.

Estamos acostumbrados a la luz eléctrica de día y de noche con elevadísima e inapropiada luminosidad nocturna que lleva a que nuestro organismo esté activado por encima de lo que los biorritmos permiten. Luego oímos que las cifras de ansiedad e insomnio están disparada Seguir leyendo ¿Cómo tomo decisiones en primavera?

Y DESPUÉS DEL ÉXITO, ¿QUÉ?

imagen 100Un empresario de éxito me hacía esta pregunta: «Y después del éxito, ¿qué? Llevaba algo más de 6 meses estancado, en un limbo de indiferencia e indecisión. Y ahora ¿qué? Fue la pregunta que se le iluminó en su mente y me transmitió como reto para empezar un proceso de coaching.

Su empresa había crecido rápida y exponencialmente, sus objetivos se habían cumplido con creces. Ni él mismo se creía tanto éxito. Estaba falto de inspiración, de ilusión y energía en todos los órdenes de su vida. Era como si hubiera llegado a la meta en una larga carrera y no supiera a continuación qué hacer.

Desde luego no era por falta de capacidad personal, ni por falta de un plan estratégico para su empresa y su vida, era simplemente que había entrado en una “espiral de desánimo” eso sí muy ligeramente. Pero el hecho es que andaba por la vida más como un zombi que como una persona llena de vitalidad y ánimo como había sido su costumbre.

No era la primera vez que me encontraba con un caso idéntico, he trabajado con varios empresarios que tras su éxito empresarial entran en este bucle de desánimo, de “falta de ideas” y de interés.

¿Será un nuevo “Síndrome del empresario con éxito rápido”?

El caso es que Borja quiere probar a ver si con coaching se aclara. Ya lo ha intentado sin éxito, pero está dispuesto de nuevo a intentarlo.

El coaching que hacemos los Psicólogos Expertos en Coaching no tiene nada que ver con cómo actúan “coaches” que vemos en la TV. En esos casos son jueces, asesores y mentores. En nuestro caso partimos de que las respuestas las tiene el cliente y las va a encontrar por sí mismo con el acompañamiento (eso sí, altamente cualificado) de un coach.

Borja tenía todas las respuestas para ilusionarse, sólo necesitaba poner perspectiva en su vida, levantar la mirada y mirar hacia el futuro. Revisar su “propósito de vida”, la línea temporal que quería seguir, sus valores, sus áreas de resultado.

Él mismo vio desde el primer momento que el estancamiento era sólo un pararse a tomar aliento y que, precisamente su voluntad de mejora, era la que le llevaba a reflexionar sobre dónde estaba.

La ligera tristeza y parálisis que le mantenía anclado en el desánimo tenía que ver con la pérdida del “suelo”, el crecimiento tan rápido de su empresa suponía una realidad tan diferente que le llevaba a sentirse inseguro sobre lo que tenía que hacer a continuación, a pesar de que tenía muy claro hacia dónde crecer.

No era por falta de estrategia, a nivel de pensamiento lo tenía claro, era por falta de ánimo, de energía vital para hacerlo. En este caso nos damos cuenta de lo importante que es desde dónde hacemos las cosas y no tanto lo que hacemos. Y es precisamente en ese nivel de identidad donde trabajamos los Psicólogos Expertos en Coaching, PsEC®.

Lo que lleva a Borja a convertirse en un empresario extra-ordinario es que se pregunta no sólo lo que hacer sino cómo hacerlo. Tiene claro que la calidad de su vida pasa porque sea consciente de lo que quiere pero también de cómo lo quiere. Para él las relaciones sociales, su familia, el deporte, el aprendizaje continuo, el reto intelectual son elementos sustanciales de su “Rueda de la vida” y tienen que estar armónicamente equilibrados para que su vida ruede en plenitud.

El que una persona sea consciente de dónde está y dónde quiere estar ya hace que su vida sea más rotunda y de mayor calado.

Hacerse responsable de su capacidad para ir a donde quiere ir, implica voluntad y determinación, la generación de hábitos de comportamiento eficientes, rutas neuronales nuevas, soltar lastres de comportamientos ineficaces para sus objetivos, creencias limitantes y sentimientos incapacitantes. Y, por último, la acción. Sí, porque si no hay comportamientos nuevos la elucubración reflexiva sólo lleva a la parálisis por análisis. Hacer lo que hay que hacer para llegar a donde se quiere.

Estas son las fases claves que subyacen a todo proceso de coaching: CRA: consciencia, responsabilidad y acción.

Cuando el cliente, como en el caso de Borja, está entregado a ello, el proceso de diseño de su futuro es sencillo y la voluntad de acción está casi garantizada. No es de extrañar que sea un hombre que obtiene resultados extra-ordinarios en sus proyectos simplemente porque su estrategia mental para abordarlos es, en sí misma, una estrategia de éxito. Y, de eso ha sido consciente con el proceso de coaching.

OBJETIVOS, RESULTADOS, LOGRO

objetivoObjetivo, resultado, logro son palabras potentes, que están de moda, muy vinculadas e incluso, a veces, utilizadas como sinónimos pero que encierran en sí mismas una gran diferencia, algo que resulta de gran importancia al trabajar en psicología coaching.

Una a una, estas palabras tienen puntos en común pero hay matices que muestran su gran diferencia. Las “distinciones lingüísticas”, una técnica habitualmente utilizada para contrastar y diferenciar el significado de las palabras, nos permiten dominar su contenido. Las palabras no sólo describen la realidad, tienen una potente capacidad constructiva. Con ellas abrimos o cerramos las posibilidades de nuestra acción. Si decimos “puedo” nos lleva a consecuencias diferentes que si decimos:”no puedo”. De ahí que utilizar unas palabras u otras tenga unas consecuencias importantes en lo que llegamos a conseguir. Por lo tanto, no es lo mismo decirnos que tenemos que conseguir un objetivo, alcanzar un resultado u obtener un logro.

Las diferencias no son sólo con respecto al sentido semántico de las palabras, conllevan unas implicaciones diferentes en términos de lo que se consigue y requieren un ejercicio técnico diferente para alcanzarlos.

Así que analicemos el significado de cada una de ellas:

OBJETIVO

El objetivo: es algo que se quiere alcanzar y que moviliza las acciones necesarias para conseguirlo.

De forma habitual, las personas nos planteamos objetivos constantemente, desde objetivos muy pequeños, como comer a una determinada hora, a objetivos grandes como sacar un grado o adelgazar 10 kg. A nivel laboral es muy frecuente que la actividad esté planificada, en torno, precisamente, a alcanzar determinados objetivos empresariales. Se dice que hay que escribir los objetivos para que tengan fuerza y estén claramente definidos y es que tienen que reunir unas determinadas condiciones. El acrónimo SMARTER (eSpecífico, medible, alcanzable, retador, temporalizado, ecológico y recompensante) nos ayuda a hacerlo. En coaching las personas se plantean objetivos, es imprescindible, son los que dan sentido al proceso, se trabaja para ello y todo lo que se hace gira en torno a conseguirlos. Los procesos de coaching que sólo se ciñen al objetivo son muy útiles cuando el planteamiento tiene que ver con hacer algo. Se corresponden habitualmente con un nivel de aprendizaje de tipo 1 dentro de la Teoría de la acción de Argyris, es decir, se aprende a hacer algo, no se necesita nada más. Para este tipo de coaching es muy habitual utilizar la técnica  GROW (Goal, Reality, Objects, Will) para trabajar con objetivos. En algunos casos, si se produce un cambio de percepción e interpretación en la forma en que la persona se plantea el objetivo y hablaríamos de un aprendizaje de tipo 2. Es lo que en coaching ontológico denominan “cambio de observador”.

RESULTADO

Resultado: es lo que obtenemos como consecuencia de nuestros actos.

Pueden ser más o menos buenos, más o menos grandes, más o menos esperados. En los resultados entran factores que pueden estar bajo nuestro control y otros que no lo están. Por ejemplo, por mucho que nos esforcemos en conseguir la cifra de ventas, las circunstancias de nuestros clientes no les permiten comprarnos. O por mucho que estudiemos, hay otros opositores que obtienen mejor nota y consiguen plaza antes que nosotros. En las empresas hay una fuerte tendencia a medir sólo en función de los resultados el esfuerzo y valía de las personas. Igual ocurre en el contexto educativo. Muchas personas, especialmente cuando hablan de trabajo, también miden en base a sus resultados su propia valía, pero no sólo en el trabajo, además lo hacen con respecto a su valía personal, “tanto consigo – tanto valgo”. Muchas personas piensan que obtener resultados es igual a éxito. Pero los resultados no tienen por qué ser necesariamente lo mejor que podemos conseguir. Se habla de orientación a resultados como una competencia profesional del profesional proactivo y luchador. El resultado tiene un valor tangible. Incluso podemos apreciar un “resultadismo” casi obsesivo en determinados contextos muy competitivos. En psicología coaching hablamos de “resultados extra-ordinarios” cuando conseguimos alcanzar no sólo lo que nos proponíamos como resultado de conseguir nuestros objetivos, sino incluso más o en menor tiempo, es decir, pasan de ser resultados esperados u ordinarios a extra-ordinarios.

LOGRO

Logro: tiene que ver con obtener algo que se ha venido persiguiendo y a lo que hemos destinado esfuerzos y tiempo.

No es el resultado casual del azar o la suerte, no tiene que ver con agentes externos sino, muy al contrario, es un concepto directamente vinculado con algo que los psicólogos conocemos en la Teoría de la atribución, como el “locus de control interno”, es decir, la atribución que hacemos nosotros mismos al efecto de nuestros actos. En coaching ontológico se conoce como hacerse “responsable”. Su contrario es el “locus de control externo”, el pensar que lo que nos ocurre es responsabilidad de otros, como la suerte, Dios o el destino, esto es lo que en coaching ontológico denominan “víctima”. De todos los conceptos sobre lo que conseguimos las personas, el concepto de logro es el que se relaciona directamente con el compromiso y la voluntad personal, nos habla de qué conseguimos. Pero, a la vez, está teñido, además de los componentes del flujo. El concepto de “Flow” de  Csíkszentmihályi nos da el matiz del cómo se consigue el logro. Cuando las personas sentimos que hemos alcanzado un logro, la sensación de triunfo y capacidad es plena. Es una experiencia que nos permite evolucionar como personas, madurar, hacernos cada vez más capaces y confiadas en nuestra capacidad. El logro no es alcanzar una meta sólo, es, además, evolucionar como personas. Por lo tanto, al valor tangible del resultado añade un valor intangible ligado con el proceso seguido para conseguirlo y la satisfacción y crecimiento como consecuencia de alcanzarlo. Conseguir un logro se asocia a intensas emociones positivas y sensaciones de relajación, lógicas después de la tensión que ha supuesto alcanzarlo. El logro tiene que ver con el aprendizaje de 3er. nivel de Argyris. La persona cambia como resultado del aprendizaje, ya no hablamos de un hacer, sino de un ser diferente.  Ser más capaz, ser más confiado, ser más…, se ha producido una evolución personal que ha cambiado a la persona. No sólo ha cambiado su concepción de su auto-eficacia (Bandura), sino su identidad reflejada en sus tres componentes: autoconcepto, autoimagen y autoestima. Es en este nivel donde los psicólogos expertos en coaching PseC® actuamos con soltura. Aprender a hacer cosas nuevas es relativamente fácil, pero aprender a valorarte de forma tal que seas capaz de optimizar tu creatividad y capacidad y hacer cosas extra-ordinarias es algo más complicado.

Hablar de estas distinciones es importante con un cliente que requiere un proceso de coaching para que entienda el alcance de sus propios requerimientos y de las implicaciones que implica. ¿Qué quiere? ¿Qué está dispuesto a alcanzar? El cliente decide.

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