LA PRIMERA IMPRESIÓN AL SERVICIO DE TU PROMOCIÓN PROFESIONAL

            
 
Dicen que los primeros veinte segundos bastan para hacernos una impresión de alguien, y que las primeras veinte palabras serían suficientes para que tengamos un juicio sobre ella. Puede que sea así, o que sea algo más amplio el tiempo y las palabras necesarias, pero lo que sí sabemos es que la primera impresión es realmente importante. Cambiar una primera impresión es costoso, difícil, incluso infrecuente, de ahí que sea tan relevante saber qué decir en esos veinte primeros segundos cuando lo que está en juego es un posible cliente, o un empleo, o un contacto en tu red profesional,… o, en el ámbito personal, captar la atención de alguna persona que nos interesa.
Para un profesional que quiera promocionarse el discurso de presentación se ha convertido en una herramienta imprescindible. Conocido como elevator pich, su origen está en los breves discursos en busca de inversores que innovadores emprendedores americanos hacían a su posible inversor en el tiempo que duraba el trayecto en el ascensor. Esa técnica que tan buenos frutos dio, y que tan popular se hizo para conseguir inversores para un negocio, se utiliza actualmente no sólo para presentar tu propuesta, sino para presentarte a ti mismo como propuesta.      
Y nos encontramos con los “es que”, sí siempre un “es que”, que si: “es que voy a parecer soberbio”, “arrogante”, “es que van a pensar que “no tengo abuela”, “es que eso es de personas falsas”, “es que la humildad es lo importante”, “a mi venderme me parece mal”, “es que…” todas son respuestas oídas una y otra vez, “es que…”
Son creencias que nos limitan, excusas para no ponernos en valor, para esperar que otro diga lo que valgo o lo que sé hacer. Estoy esperando que alguien haga por mi aquello que sólo puedo hacer yo, porque la realidad es que ante un cliente o un empleador no está tu abuela contigo para decir lo que vales, o como en el caso del video de Coca Cola, no va tu hijo a dar referencias tuyas. Tienes que decirlo tú, o tu interlocutor no sabrá lo que tú quieres que sepa. ¿En qué medida confías en ti mismo? Eso es lo que muestras al presentarte.
 
 
Un ejemplo magnífico lo encontramos en la película En busca de la Felicidad, donde Will Smith muestra de forma magistral la confianza que tiene en sí mismo.
 
 Y este es un tema que tratamos siempre los coaches expertos en el desarrollo de personas, y muy especialmente los “Psicólogos expertos en Coaching” PsEC® especializados en desarrollar personas, cuando entrenamos a una persona a creer en sí misma, a valorarse, a ponerse en valor.  
Y aquí es donde entran también, además de nuestras creencias, y nuestros juicios, nuestras emociones, ¿nos sentimos capaces?, ¿cómo nos valoramos?, ¿qué puntuación nos daríamos en valioso, válido, capaz? La cuestión de la autoestima es un tema clave en el desarrollo de una persona. ¿Te validas?
 
 
 
Vivimos en un mundo de relaciones donde son numerosas las oportunidades de poner en práctica la presentación de nosotros mismos: eventos de Networking, ferias, congresos, actos sociales, comidas, participación en cursos, presencia en redes, presentaciones ante clientes,… todas oportunidades de impactar rápidamente y conseguir que quieran saber más de nosotros, porque personal o profesionalmente le hemos llamado la atención.
Para preparar un potente discurso de presentación profesional hay que tener en cuenta que se trata de un discurso breve, conciso, directo, que conviene preparar con detenimiento ya que tiene una estructura básica de persuasión implícita y una información precisa.
Este breve discurso, de apenas un minuto, no se centra en las experiencias profesionales del pasado, sino en la utilidad y beneficios que aportas a tu cliente ahora en el presente, y en el valor que puedes aportar en el futuro. Hay que expresarlo en primera persona, precisamente para remarcar tu compromiso y veracidad con lo que dices. Tiene que dejar claro tu posicionamiento profesional: el sector que conoces, tu nivel de interlocución, o la función que realizas, son informaciones relevantes. Destaca tu expertise, aquello que sabes hacer mejor y tus competencias personales y profesionales, no con el ánimo de valorarlas en sí mismas, sino en cuanto que pueden aportar un valor único  para tus clientes, una solución diferenciada y personal. Hay que dejar claro la utilidad que tienes para tus clientes, y cuál es el perfil de éstos. Un elevator pitch está concebido para un target concreto ya que hablas de los problemas específicos que solucionas.
Y toda esta información sirve de poco si no se transmite con un apropiado tono emocional. Tienes que generar confianza (recuerda, ¿en cuánto te valoras y cuánto confías en ti mismo?), y transmitir la certeza de que tú confías en ti mismo, y eres capaz de hacer lo que dices que haces y, a la vez, transmitir el entusiasmo en tu expresión, ¡que te brillen los ojos!
Con ser muy similar al elevator que realizaríamos para la presentación de un negocio, una presentación de nosotros mismos tiene sus aspectos diferenciales: nos señalan como una fuente de valor importante para nuestro cliente.
El elevator pich de un profesional no sólo indica quien es, lo que hace, sino también cómo lo hace, de tal manera que crea un interés especial por conocer más a fondo a la persona y sus propuestas profesionales. De esta manera conseguimos que esa primera impresión se convierta en una herramienta para nuestra promoción profesional.
Así lo han entendido los ya más de 1000 alumnos que han aprendido en mis cursos que mostrar lo que vales es una manifestación de la confianza que tienes en ti mismo y el valor que aportas a tu cliente / empleador.
Gracias a todos ellos alumnos del Instituto de Empresa, del Máster en liderazgo de la Universidad de Lleida, del Máster en Recursos Humanos de AEDE, de las Jornadas de Dirigir en Femenino, de la Asociación de Mujeres Profesionales FUNDE, de la Pink Slip Party, del Programa de Desarrollo Personal y Profesional (DPOP) de CIVSEM,… gracias a mis coachees con quienes hemos  trabajado tanto el valor de uno mismo, y gracias a los que habéis compartido conmigo la fuerza, valentía y coraje que os llevabais de mis cursos de “Elevator speech”
 
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