LA VOLUNTAD UN AS PARA EL CAMBIO

VOLUNTAD

¿Puede impulsar el coaching la voluntad?

Con el coaching la consciencia necesaria, la visión, la definición de objetivos, el plan de acción necesario para alcanzarlo y el convencimiento en su capacidad para conseguirlo del coachee no sólo se construyen sino que pueden alcanzar la intensidad necesaria para lograrlo. El desarrollo de la voluntad se ve iniciada y reforzada en el espacio del coaching muy por encima y en menor tiempo de lo que por sí mismo el coachee hubiera podido conseguir.

Luego al igual que un músculo, la voluntad se fortalecerá con el ejercicio. Si se deja de ejercitar se debilita. Cada situación que requiere un esfuerzo de voluntad es una oportunidad para cultivarla, lo que implica trabajo, esfuerzo, dedicación y constancia.

Diferentes voluntades en las diferentes fases de la acción

Para conseguir un propósito se requiere una voluntad diferenciada según sea el momento de la acción: el inicio, la persistencia, la superación de obstáculos y la orientación a un logro excelente. En cada momento el componente de la acción y la voluntad requerida para empezar, persistir y culminar, es diferente y el papel del coach también puede ser diferente.

Voluntad para empezar algo: Voluntad inicial: La voluntad para romper con la inercia, la deriva en la rutina cómoda, la “caja de confort” de lo conocido y habitual, los hábitos consolidados y el descenso continuado en la espiral de la inconsciencia y, a la vez, impulsarse hacia la toma de consciencia de lo que se quiere y ponerse en marcha hacia ello. Sin ella no habrá cambio posible. Por sí sola no será suficiente para alcanzar la meta, necesitará de la constancia para superar las dificultades que irán surgiendo o sólo será un intento y se abandonará. La voluntad inicial se refuerza intensamente con la ayuda de otra persona y especialmente de un coach. El coach facilita que la persona elija si quiere dirigir proactivamente sus decisiones y actos o prefiere seguir igual o dejar la responsabilidad en manos ajenas. La distinción entre locus de control externo o interno de la Teoría de la atribución resulta tan esclarecedora, que el coachee se muestra con frecuencia sorprendido al descubrir donde sitúa su control. Descubrir que ha asumido un papel de “victima” de sí mismo muchas veces es el detonante de una explosión de indignación, estupor, sorpresa, seguido en muchos casos de tristeza, enfado o rabia. Este descubrimiento supone un cambio de observador en términos de coaching y resulta sumamente esclarecedor para el coachee y necesario para su avance en el coaching. Es, probablemente uno de los aspectos del cambio donde más impacto puede tener el coaching, por cuanto es el gran detonante de un cambio de dirección hacia la toma activa de responsabilidad sobre las decisiones.

Voluntad para mantenerse en lograrlo: Voluntad perseverante: Compuesta de tesón, empeño, firmeza, la voluntad perseverante permite persistir en el esfuerzo por conseguir la meta, y se va robusteciendo a medida que se repite el esfuerzo en conseguirlo. Esta voluntad es la que permite alcanzar cualquier meta. También aquí el acompañamiento del coach en el proceso facilita el fortalecimiento de esta voluntad perseverante, bien con su presencia, bien con el propio proceso de coaching que supone un seguimiento continuado de los planes de acción, bien con la energía que adquiere el coachee con el proceso mismo.

Voluntad para superar los inconvenientes: En el proceso de conseguir una meta pueden surgir inconvenientes que dificulten el avance e incluso la consecución. Es fácil dejar de hacer algo cuando sólo se encuentran obstáculos y para mantenerse con la voluntad firme de alcanzarlo es necesario tener muy claro el objetivo y una “visión” definida de lo que quiero conseguir. El papel del coach facilitando la clarificación de objetivos y el diseño de la visión, van más allá del aporte técnico que puedan ofrecer al coachee ya que precisamente son dos de los contenidos claves en los que se ha formado. Además su presencia sirve de acicate y estímulo para el coachee  

Voluntad para superar las frustraciones: La frustración es el valor que damos a tener un obstáculo entre la meta y yo, que vivimos como un bloqueo o impedimento. La persona fuerte se crece y madura superando sus frustraciones, gracias a la capacidad de resiliencia, capacidad de los seres humanos sometidos a los efectos de una adversidad de superarla e incluso salir fortalecidos de la situación. Para Boris Cyrulnik (neurólogo y psiquiatra) “Es el factor diferenciador entre las personas que logran superarse y triunfar, mientras que otros arrastran su frustración toda la vida”. Las distinciones que ofrece el coach, especialmente la de víctima-responsable, y otras como error – fracaso, facilitan que el coachee elija cómo afrontar las circunstancias de su vida y pueda desarrollar la voluntad de superarse e incrementar su resiliencia.

Para terminar lo empezado: Voluntad para terminar bien la tarea comenzada: Unida íntimamente al placer por la excelencia y el gusto por un trabajo bien hecho, es la voluntad de logro; requiere también la perseverancia y el trabajo continuado. Para fortalecer esta voluntad, el coach aporta nuevas distinciones: excelencia – exigencia, eficacia – eficiencia, que ayudan al coachee a reconocer sus criterios de acción y la utilidad y sentido que tienen.

“Hay en el mundo un lenguaje que todos comprenden, es el lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y con voluntad, en busca de aquello que se desea o en lo que se cree  Paulo Coelho, escritor

Esto es parte de mi último artículo publicado en Capital Humano, 275 que te invito a leer en el siguiente enlace. https://elblogdeisabelaranda.files.wordpress.com/2011/12/la-voluntad-un-as-para-el-cambio_capital-humano.pdf

 

 

SOMOS QUIENES SEREMOS

ESTRELLASLa idea de que somos como somos y no podemos cambiar ha marcado la vida ¡y la incapacidad! de muchas personas. ¡Cuántas veces hemos oído decir: “Yo soy así”, “Así me parió mi madre”, “Yo a mi edad no pienso cambiar”, y muchas otras frases similares que muestran la reducción de la persona de sí mismo a una cosa inmutable. No somos nuestro pasado, o al menos podemos no serlo si queremos.

Estamos tan acostumbrados a tener como referente único el pasado que admitimos como criterio esencial el feed-back. “Dime cómo lo he hecho” preguntamos, poniendo el foco en lo que tengo que mejorar, en lo que debo cambiar para la próxima vez.

Y no sólo a nivel personal, en el mundo empresarial también se utiliza el pasado como criterio único. Bien dice mi querido amigo Josepe (http://josepegarcia.blogspot.com.es/) en el libro 2001 Odisea Management, de editorial Rasche  (http://www.editorialrasche.es/) “Desgraciadamente, en el mundo de la empresa todavía se evalúa mayormente desde el desempeño (lo que he hecho) y se deja de lado lo más importante (lo que soy capaz de hacer)”

 Para muchos coachees el darse cuenta de que puede elegir es un auténtico descubrimiento que abre las puertas a una “segunda vida” en la que la consciencia y la elección personal se convierten en la brújula para no perder el rumbo de su vida.

 We are what we become: somos aquello que llegamos a ser. Preciosa frase que cambia el foco del pasado al presente. Ya no se trata sólo de lo que he sido, sino de lo que soy ahora.

Lo más impresionante del ser humano es su capacidad para construirse día a día. Por mucho que nuestro equipamiento genético nos predisponga e incluso determine en algunos aspectos como la constitución física, la altura, o ciertos rasgos del carácter y la personalidad, la realidad es que no tenemos límites cuando nos proponemos ser de una determinada manera.

 Esto es fácil de apreciar cuando se trabaja en desarrollo de personas, y especialmente con coaching. La idea de que una persona puede elegir cómo sentirse ante algo que le ocurre, diseñar su futuro, y conseguir sus sueños no sólo es fascinante, impresiona profundamente. El constructivismo personal es el planteamiento que subyace en la psicología positiva y en el coaching. Si no pensaramos que la persona puede elegir cómo ser y qué hacer diferente para ello, no tendría sentido el desarrollo personal.

Resulta sorprendente ver los potentes recursos que las personas tenemos para hacer frente a nuestra vida, las “fortalezas” que hacen de nuestra mente una auténtica fábrica de poder personal. Con frecuencia difuminadas, con frecuencia desconocidas son, sin embargo, fáciles de desarrollar.  Podemos entrenarnos en pensar en positivo, aumentar nuestro tiempo emocionalmente positivo, reforzar nuestro sentido de valía, autoestima y ejercitar la resiliencia entre otros. Es un ejercicio en el presente que nos empodera y nos permite sentirnos más capaces y satisfechos.

Aquí ya no importa tanto el feed-back como el feed-within de quiénes estamos siendo.

Pero no hay nada tan potente como partir de la visión del futuro. Acostumbramos a soñar desde el me gustaría ser, pero menos frecuentemente a soñar desde el quiero ser. Y esto es probablemente la acción más potente y rica para el desarrollo de uno mismo. Es un ejercicio esencial en coaching y también en el desarrollo de un equipo. Se trata ahora del feed-forward, de recibir la información de lo que quiero llegar a ser que se convierte en mi meta, y a la vez en mi camino hacia ella. Nada mueve más a una persona que verse a sí misma haciendo algo ya. Nada impulsa más que la propia idea de uno mismo. Así que para cerrar esta línea de tiempo de la propia vida es imprescindible contar con el futuro en el que queremos vivir.

Si el feed-back nos dice que hemos hecho en el pasado, nuestros actos, el feed-within nos informa de cómo nos enfrentamos al aquí y ahora, nuestros pensamientos y sentimientos en el presente, y el feed-forward nos dice quienes queremos ser, nuestros sueños desde el futuro.

Ojalá cale poco a poco esta idea también en el ámbito educativo y se trabajen más la construcción voluntaria y decidida de uno mismo desde la adolescencia.

Nunca es demasiado tarde para elegir cómo sentirse ante la propia vida, y no hay nada como hacerlo desde nuestro ideal de nosotros mismos.